sábado, agosto 25

God bless Saint Charly!!!

Un día cualquiera... un miércoles. Este miércoles. Lugar: embajada de Saint Charly en Mendoza. Al terminar de almorzar, la joda de siempre: "he vamos de mochila", "¿vamos a San Juan?", etc., esperando la respuesta de siempre: risas.
Claro que esta vez fue distinto... la joda prendió y se hizo realidad: así, de la nada, 3 de la tarde estábamos saliendo para San Juan. Cargamos GNC en la última estación y un poco de nafta porque no nos iba a alcanzar sólo con el gas.
Siempre que uno clava alguna de estas locuras sale la misma frase :"qué culeado loco", como reconociendo que estás mandando cualquiera, pero feliz a la vez de hacer algo distinto.
Llegamos tipo 5 de la tarde y el primer desencuentro con el destino: el gas andaba mal, así que tuvimos que cerrarle el distribuidor... y no sé qué más porque no entiendo un carajo de mecánica (eso se aprende en la ENET ja).
Bueno, salvo eso, era la primera vez q andaba por San Juan así que estaba re excitado: todo me llamaba la atención, una locura. Nos bajamos en pleno centro y salimos a caminar un rato, fuimos a una plaza, pero algo andaba mal: no había nada de ruido. Había gente, pero nada de música ni colegialas riendo, nada. Ni un carajo. Aburrido.
Así que, aburridos como nos estábamos poniendo, fuimos a ver el auto, si estaba todo ok. Cuando llegamos a la cuadra del local de La Tijera (sí, en SJ también hay), cagamos: no estaba el auto. Antes de que le de el infarto al Sebas, le pregunta a unos vendedores ambulantes que andaban por rahí si lo habían visto, y le dijeron que se lo había llevado la grúa.
Cuando empezamos a caer, salimos directo para la municipalidad, donde no había nadie, sólo un sereno que nos dijo que nos íbamos a tener que tomar un remís para llegar al lugar donde estaba el auto. Todavía sin estar seguros de que se lo había llevado una grúa (no lo habíamos viso nosotros, nos podrían estar chamuyando), aún así salimos directo hacia el CEO, que era donde supuestamente iba a estar el auto. A todo esto, ya eran las seis y media, y nos habían dicho que el trámite tardaba al menos un día,por lo que tendríamos que pasar la noche allá, un bajón.
Después de caminar unas 30 cuadras, ya fuera del centro y casi sin hablar, llegamos al CEO. Habíamos preparado un chamuyo, una historiecita llena de apelaciones a la piedad del empleado que nos atienda, así nos largaban el auto y nos íbamos inmediatamente a la mierda. Pero no hizo falta. Calro que lo que sí hizo falta fue plata: $80 el remolque y $20 de multa, más $1,25 por cada hora que el auto estaba ahí. Afortunadamente, había previsto -algo inédito para mí- llevar plata. Ahí, ni pensamos: pagamos y nos fuimos directamente la provincia vecina.
En total fueron $50 por cabeza, más el bajón de perder un día que asomaba como cualquier otro.
Cuando llegamos, debe ser la primera vez que no me sentí ajeno en Ciudad de Mza. Me daban ganas de tirarme arriba de asfalto; es medio loco, pero uno reconoce como propio algo recién cuando no lo tiene o lo tiene lejos.
Lo mismo me pasa con St. Charly. estas calles desoladas, aburridas, y la gente que destila esa eterna chatura... a veces me saca las ganas de todo, me dan ganas de estar en otro lado. Pero cuando vuelvo, siempre aparece algo que me renueva la nostalgia por estas calles. Las siento mías, y no hay que darle muchas vueltas a eso.

1 comentario:

Berrysand dijo...

En julio padecí sanjuan.

Todo lo que me quedó de ese mes, incluso algunas noches de agosto, me despertaba con esas pesadillas.

y pensé que era la única...

jajaja

es más, nunca me sentí mas mendocina que cuando volví de allí.